Nos gusta, ¡nos lo quedamos!


   Quizás comenzar diciendo que la temática principal de esta miniserie versa sobre una invasión alienígena proveniente del espacio exterior y los heroicos esfuerzos de unos pocos terrícolas para evitarla sea, hoy por hoy, una mala forma de comenzar por lo sobado del tema, si bien también es cierto que a finales de los 80 no lo estaba tanto. Sin embargo, hay dos importantes factores que rompen con el esquema típico que siguen todas estas historias:

   Primero, la invasión en sí no es sólo la trama principal sino el escenario del que se sirven los autores para exponer el deterioro moral que podría llegar a alcanzar la raza humana en una situación de este calibre.

   Segundo, la mayor parte de los protagonistas, que de heroicos más bien poco tienen, apenas son un puñado de, vamos a llamarlo suavemente "camorristas", que se han topado por casualidad con la forma de evitar dicha invasión, pero en cuyo interior subsiste una ínfima llamarada de esperanza en el futuro.


   El verdadero eje central de la historia gira en torno a cómo el género humano ha degenerado hasta lo más bajo al ser conocedores de estar destinados a desaparecer en un plazo no superior a cinco años, momento en el que el planeta dejará de ser habitable para nuestra especie. Tal es el punto de degradación al que se ha llegado, que los propios invasores se han visto atrapados por ella, rindiéndose muchos ante este depravado estilo de vida y llegando a adoptarlo casi como propio (ahí es nada). Por muy ominoso que pueda sonar este argumento, no carece de algunos puntos de humor, algo negro claro está, perfectamente colocados de forma que no entorpecen el ritmo de la historia ni afectan al buen desarrollo de la misma.


    Como ya se mencionó antes, el grupo de "salvadores" de la Tierra, que bien podrían haber salido directamente de cualquier reparto de Mad Max, está principalmente compuesto por pandilleros cuyo único objetivo en la vida no es otro que el de ejercer la violencia entre ellos esperando no morir así como víctimas pasivas de la invasión cuando el plazo se cumpla. En cuanto al personaje que da nombre a esta miniserie, Slash, baste decir que se trata de un ex-mercenario completamente desencantado ante lo que ha llegado a convertirse su propia raza y al que le trae totalmente sin cuidado que es lo que le pase a nuestro azul planeta, al menos hasta que Blue entra en juego…


    En lo que a los personajes príncipales se refiere, y pese a pecar una pizca de arquetípicos, tanto Slash como Blue están bien construidos y distan de ser los personajes “planos” que tan a menudo nos suelen presentar en este género, cada uno de ellos, como no, atormentado por sus propios demonios y por una historia en común ya pasada.


    Respecto a los autores, destacar a un Paul Gulacy detallista y hasta divertido, en uno de sus mejores momentos, y a un Doug Moench al que se le nota a la legua que disfrutó en todo momento con el desarrollo de este proyecto. Como curtido guionista que es, Moench hace gala de una narrativa fluida y nos ofrece una historia muy dinámica que impulsa al lector a devorar este cómic sin necesitar pausa alguna.


   En definitiva, una obra muy, pero que muy recomendable.

Alberto Glez. Reina
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